Fue a finales de los setenta en ciudades como Nueva York, cuando muchos adolescentes empezaron a ver en la ciudad un lienzo para poder expresarse a través del arte. Salieron a pintar trenes del metro, camiones y paredes. Combinaron estilos propios con otros como por ejemplo los del Pop Art, y crearon un movimiento que incluía arte visual (presente en estas pinturas, stickers, etc), música (como el rap) y el baile. Uno de estos primeros artistas fue Lee Quiñones, quien hacía obras como estas.
Las galerías y los museos poco a poco se interesaron por este tipo de arte. A pesar de ser muchas veces pintado de forma ilegal es importante entender que el fin de los artistas era crear obras originales, creativas y valiosas.
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